¿Como la alimentación moldea la evolución humana?

Entender el presente comportamiento alimentario humano en la actual sociedad pre-digital, requiere retrotraerse considerablemente en el tiempo (digamos 3,5 millones de años). Predecir como pudieron haber sido los distintos nichos ecológicos por los que ha transcurrido la vida humana.
Como y porque hemos evolucionado hasta como somos hoy tiene mucho que ver con nuestra biología y las habilidades desplegadas para aprovisionar, preparar y consumir alimentos.
William R. Leonard apunta una serie de  pruebas que explican el proceso de hominización. Las cuales coinciden en señalar procesos de selección que procuraban optimizar el rendimiento de la búsqueda de recursos y la utilización de los nutrientes contenidos en los alimentos al consumirlos. Para mostrarlo, describe tres cambios fundamentales: bipedestación, tamaño creciente del cerebro y migración.
Ayuda a entenderlo, saber como los sistemas biológicos se caracterizan por dinámicas energéticas propias de cada especie. De modo que la diferencia entre la energía consumida y la energía gastada tiene consecuencias para la supervivencia y la reproducción del individuo. Así cada especie y ser vivo tiene una capacidad que lo distingue en la manera de distribuir esta reserva energética diferencial.
En el caso de los mamíferos y simplificando,  la energía captada de los alimentos una parte se destina a actividades de mantenimiento diario y otra para actividades relacionadas con la reproducción (gestación y lactancia). Este reparto depende del entorno y la disponibilidad de recursos. Con este criterio, entornos  adversos requerirán una asignación mayor de energía para subsistir, reduciendo la disponibilidad para la reproducción.
El punto de vista de la eficiencia energética explicaría como facilito la bipedestación en un contexto peculiar de cambio climatológico.  Adaptándose la morfología del esqueleto de los homínidos para caminar erguido, cubriendo progresivamente desplazamientos más largos por praderas de bosques abiertos.
En definitiva una estrategia de evolución para buscar alimentos cada vez más dispersos con una reducción energética considerable. A lo que se añaden otras ventajas adicionales como la liberación de extremidades superiores para transportar las crías, incrementar el radio de acceso a recursos alimentarios o mejorar la regulación de la temperatura corporal, permitiendo en definitiva una mayor cobertura territorial.
El siguiente paso evolutivo se puede entender como un despilfarro energético. El aumento del cerebro humano hasta los 1350 c.c. actuales.
¿Cómo se evoluciono a un órgano tan costoso en energía? Según Dean Falk la bipedestacion permitió el enfriamiento de la sangre del cerebro. Por otro lado una serie de modificaciones morfológicas (reducción de la cresta sagital y dentición), ademas de cambios ambientales hacia paisajes áridos propusieron formulas de agrupamiento social y practicas de caza y recolección. Complementando la dieta vegetal con carne, obteniendo una mayor calidad nutricional y energética.
El radio de acción para conseguir carne obligo a ciertos homínidos a una constante movilidad por obtener nuevos predios de caza y vegetales, lo que explica la expansión fuera de Africa.
De esta manera, alcanzaron latitudes septentrionales con condiciones climáticas severas. Lograron adaptarse al clima ártico que asolaba Europa a un costo energético muy elevado (hasta 4000 Kcal. diarias)
Estas tres pruebas apoyan consistentemente la idea de la alimentación como constante para obtener nutrientes y en definitiva energía adecuada a cada individuo y entorno. Propiciando  una selección natural que facilita cambios evolutivos.
Concluyendo, lo podemos resumir en la expresión popular “somos lo que comemos”.
Fuente: Incidencia de la dieta en la hominizacion. Investigación y Ciencia. Feb. 2003.

 

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